El Conocimiento Objetivo y el Lenguaje     
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Uno de los principales inconvenientes para la correcta comunicación entre las personas  es la falta de conocimiento y dominio del Lenguaje.

Esto atañe tanto a la transmisión como recepción de ideas y sensaciones, dando lugar a interpretaciones erróneas que nos alejan del conocimiento objetivo.

Quienes se especializan en esta Disciplina, han arribado a algunas precisiones fundamentales que no por básicas – ya que son enseñadas desde hace tiempo en niveles de educación media - , deben ser olvidadas.

Todo Lenguaje posee una estructura, o sea un conjunto de elementos relacionados entre sí de manera de constituir un todo, en el que cada elemento se relaciona con los otros y se comprende en función del todo.

El Lenguaje presenta además Niveles, que cuando no son distinguidos, generan contradicciones. Toda palabra tiene un valor literal, pero pronunciada en un contexto ó situación determinada, incorpora también un valor emotivo.

Frecuentemente se ha recurrido al meta-lenguaje, y al meta-metalenguaje, para abordar temas calificados como espirituales, interiores, místicos y abstractos.

De esta forma - y  exceptuando cuando esto obedece a una actitud premeditada- tanto expositores y escritores como oyentes y lectores han pretendido exponer y/o captar significados ocultos, revelaciones y profundidades, nunca bien expresadas y muchas veces peligrosas por las interpretaciones que muchos hacen luego de ellas.

Cuando la confusión en la exposición y el deficiente manejo del Lenguaje se reviste de sabiduría y/o iluminación, el riesgo es de carácter mayor.

Y esto es totalmente válido también para el tratamiento de los temas comunes y cotidianos.

Si uno lee ó escucha a un Maestro de la exposición o la literatura, por ejemplo, no le costará demasiado poder reconocer claramente lo que entiende y lo que no entiende, y de esta forma poder trabajar para aclarar ese punto. Pero ante un expositor ó escritor mediocre, confuso en la expresión de su lenguaje, el receptor quedará tan desconcertado, que ni siquiera entenderá que es lo que no entiende.

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Original de 1987