diciembre 17, 2015


Mujer y Desenvolvimiento                                       Pág. 8


Sin duda todos conocemos por lo menos una mujer, dulce o abnegada, suave o enérgica, intuitiva o práctica, alegre o silenciosa, guía, sostén e impulso de quienes ama. Una mujer amorosa.

Algunos creemos que un ser de tales características no está cerca nuestro; pensamos en la Madre Teresa, alguna Santa ó Lider Social, por ejemplo, para encontrarla.

No nos engañemos. Si ella realmente no existiera, o no hubiera existido en nuestra vida, todo lo nuestro, hombres, sería algo separado de la realidad, tal vez hasta pernicioso.

Por otra parte, cualquier mujer pone de manifiesto con su sola presencia nuestras contradicciones, rigideces y fragilidades.
Puede conmover nuestras estructuras mas que cualquier ejercicio, razonamiento ó aprendizaje.

Acuñada está la frase “detrás de cada gran hombre hay siempre una gran mujer”. Hoy, con los cambios que a todo nivel se están produciendo, sabemos que ella marcha a nuestro lado, y muchas veces, delante.

La mujer es el amor humano en su mejor expresión.

Como parte de la Humanidad ellas realizan su trabajo de desenvolvimiento, en un grado tal como nunca antes, tanto desde el punto de vista individual como el de su aporte a la evolución de la Humanidad en su conjunto.

Vayamos entonces desocupando de nuestra mente aquellos conceptos clásicos del hombre protagonista del desenvolvimiento, y dejemos que ese vacío sea llenado no con nuevas elucubraciones, sino con el calor que emana del sentimiento amoroso de la Mujer, si es que le hemos abierto nuestro corazón para recibirlo.

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Original de 1990

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